Con este post sobre Mark Zuckerberg cerramos el recorrido por la historia empresarial desde la Aspirina hasta Facebook. Hablar de pasado en el caso de nuestro protagonista de hoy resulta un tanto forzado, dada su manifiesta juventud y la breve pero “explosiva” trayectoria de su empresa. Zuckerberg es el exponente más notable de una nueva generación de emprendedores tecnológicos, que está revolucionando el mundo con sus aportaciones y su forma de entender las relaciones humanas y sociales.
Mark Zuckerberg vio la luz en White Plains (Nueva York) el 14 de mayo de 1984 en el seno de una familia de clase media-alta. Segundo de los cuatro hijos del matrimonio formado por Edward Zuckerberg y Karen Kempner, Mark demostró pronto su pasión por la informática. A los doce años ya fue capaz de utilizar Atari BASIC para conectar los ordenadores de su casa y la consulta dental de su progenitor, mediante un sistema de mensajería que denominó “ZuckNet”. Ante el evidente talento de Mark, Edward contrató a un tutor personal para que ampliara sus conocimientos informáticos.
Mark Zuckerberg en su infancia. Fuente: http://www.lapatilla.com/site/2013/04/30/personajes-influyentes-cuando-eran-ninos-fotos
Durante su etapa de estudiante de Bachillerato, Zuckerberg diseñó un reproductor de MP3 llamado “Synapse”, que analizaba cuidadosamente las preferencias de los usuarios y generaba listas anticipando las entradas que deseaban escuchar. Microsoft y AOL mostraron interés por este invento, aunque Mark no aceptó las ofertas de cooperación que le llegaron. Decidió centrarse en preparar su acceso a la universidad en una exclusiva escuela de New Hampshire, la Academy of Phillips Exeter. Su graduación en esta institución le permitió matricularse en la Universidad de Harvard, una de las mejores del mundo.
En su segundo año como universitario, se hizo famoso por difundir en Harvard su última creación: “Facemash”. Se trataba de un sitio web que incluía fotografías de alumnos, extraídas de las páginas de la propia universidad, e invitaba a sus visitantes a votar por la persona más atractiva. Esta “chiquillada” le reportó más de un quebradero de cabeza, ya que el centro le abrió un expediente disciplinario por violar la propiedad intelectual, poner en jaque la seguridad y romper la privacidad de los estudiantes afectados.
“Facemash”, sin embargo, fue un verdadero éxito. Durante el poco tiempo que estuvo activa, visitaron la página 450 individuos que al menos votaron 22.000 veces; es decir, una media de 48 votos por persona. Zuckerberg ganó una gran notoriedad entre los estudiantes de Harvard por este suceso. Al poco tiempo, tres de ellos -Cameron y Tyler Winklevoss y Divya Narendra- recurrieron a él para que diera forma a una idea a la que llevaban un tiempo dando vueltas: crear una red social para los alumnos y los graduados de este centro, que se llamaría “HarvardConnections.com”.
En su segundo año como universitario, se hizo famoso por difundir en Harvard su última creación: “Facemash”. Se trataba de un sitio web que incluía fotografías de alumnos, extraídas de las páginas de la propia universidad, e invitaba a sus visitantes a votar por la persona más atractiva. Esta “chiquillada” le reportó más de un quebradero de cabeza, ya que el centro le abrió un expediente disciplinario por violar la propiedad intelectual, poner en jaque la seguridad y romper la privacidad de los estudiantes afectados.
“Facemash”, sin embargo, fue un verdadero éxito. Durante el poco tiempo que estuvo activa, visitaron la página 450 individuos que al menos votaron 22.000 veces; es decir, una media de 48 votos por persona. Zuckerberg ganó una gran notoriedad entre los estudiantes de Harvard por este suceso. Al poco tiempo, tres de ellos -Cameron y Tyler Winklevoss y Divya Narendra- recurrieron a él para que diera forma a una idea a la que llevaban un tiempo dando vueltas: crear una red social para los alumnos y los graduados de este centro, que se llamaría “HarvardConnections.com”.
Cameron y Tyler Winklevoss y Divya Narendra. Fuente: http://www.businessinsider.com
Zuckerberg aceptó el encargo y se mostró entusiasmado con la propuesta. No obstante, al mismo tiempo que la desarrollaba ponía en marcha una iniciativa propia llamada “thefacebook”, muy similar a la encomendada por los hermanos Winklevoss y Narendra. Mark presentó en sociedad su “producto” el 4 de febrero de 2004, antes de haber concluido el desarrollo de “HarvardConnections.com”.
“thefacebook” se hizo pronto muy popular en Harvard y su fama llegó a todos los centros de la acreditada Ivy League. En sus 24 primeras horas de vida se suscribieron 1.200 estudiantes. Un mes después, alrededor de la mitad del alumnado tenía un perfil en la nueva red social. Los tres “mentores” de Zuckerbeg le acusaron de haberles robado la idea y de haber retrasado conscientemente su creación en beneficio de “thefacebook”. Se inició así un largo litigio por la propiedad intelectual de un “producto” que fue creciendo con rapidez y cuya popularidad, contra todo pronóstico, se extendió por todo el mundo.
Por aquel entonces nadie podía prever que “thefacebook” llegaría a convertirse en todo un fenómeno internacional, en la reina indiscutible de las redes sociales. En 2004 Sean Parker, uno de los creadores de Napster, entró en contacto con Zuckerberg. Parker tenía interés en las redes sociales porque él mismo era accionista de Friendster, una de las más utilizadas en aquel momento, y confiaba en el potencial de “thefacebook”. Su idea era entrar en la empresa como presidente ejecutivo.
Sean Parker. Fuente: http://blog.sfgate.com
Zuckerberg aceptó contar con este gran respaldo y se lanzó al desarrollo de Facebook. Esa fue una de las primeras sugerencias de Parker: simplificar el nombre de la red social, eliminando el artículo previo, para que fuera más comercial. La gran capacidad del nuevo presidente ejecutivo no fue, sin embargo, razón suficiente para garantizar su continuidad tras su arresto como sospechoso por posesión de cocaína. En 2005 fue expulsado de la compañía y Zuckerberg continuó como cabeza visible del negocio.
Para entonces, Mark ya había abandonado sus estudios en Harvard y se había mudado a Palo Alto (California), sede de muchas de las mejores empresas tecnológicas del mundo. Confiaba en que el flujo de conocimiento que circulaba en la zona y las fuentes de financiación disponibles le fueran propicios.
La red social continuaba con su crecimiento imparable: ya era popular en todas las universidades norteamericanas y, desde septiembre de 2005, también los institutos y escuelas de Secundaria tenían entrada a ella. Los propios estudiantes solicitaban reiteradamente que se les permitiera hacer uso de Facebook.
De ahí al salto internacional solo medió un mes. Reino Unido, Alemania, Israel o la India fueron algunos de sus primeros destinos. Entre 2007 y 2008 comenzó a funcionar Facebook en español, gracias a la traducción de numerosas personas voluntarias. Ello permitió su rápido desarrollo por todos los países de habla hispana.
En 2006 la red traspasó los muros académicos y se hizo accesible a cualquier persona con una dirección de correo electrónico. Desde ese momento su difusión fue exponencial, aunque esta decisión vino acompañada de numerosas críticas procedentes de sus usuarios iniciales: los estudiantes.
La nueva red social atrajo desde sus comienzos a numerosos potenciales compradores, deslumbrados por su evolución. Yahoo y Google fueron dos de las compañías que manifestaron su interés por Facebook, aunque Zuckerberg rechazó sus ofertas y decidió continuar sin el paraguas protector de una gran empresa.
La expansión internacional de Facebook voló con alas propias. En julio de 2009 había conseguido 250 millones de usuarios y dos meses después ya superaba los 300. Es decir, 100 millones de personas en 60 días, que dan como resultado una increíble progresión de más de 1,6 por jornada.
Este sorprendente desarrollo obligó a Zuckerberg a construir sobre la marcha una estructura empresarial acorde con el imparable crecimiento de su producto. Desde sus inicios, el joven estudiante de Harvard había involucrado en su compañía a varios amigos de su entorno. Le acompañaron en sus primeros momentos Dustin Moskowitz, compañero de habitación y responsable de la estrategia de desarrollo de la compañía; Eduardo Saverin, colega universitario y financiador del proyecto en ciernes, y Chris Hugues, primer jefe de prensa de Facebook. Ninguno de los tres trabaja actualmente en la empresa, aunque su papel en la gestación del negocio fue relevante.
Mark Zuckerberg, Eduardo Saverin, Dustin Moskowitz y Chris Hughes. Fuente: http://forumwall.com.br
Desde entonces, el círculo de profesionales e inversores que rodea a Zuckerberg se ha ampliado considerablemente. Antes de que la compañía saliera a Bolsa en mayo de 2012, ya formaban parte del accionariado de Facebook compañías tecnológicas punteras como Microsoft, que invirtió 240 millones de dólares en el otoño de 2007, o Digital Sky Technologies, que aportó 200 millones de dólares en mayo de 2009. También había potentes inversores como Accel Partners, Peter Thiel o Greylock Partners.
El estreno en Bolsa de Facebook fue inicialmente apoteósico. Su valoración superó los 100.000 millones de dólares y fue el mejor debut en la historia de una empresa de Internet. Con una cotización inaugural de 38 dólares por acción, los títulos llegaron a alcanzar los 45 a lo largo de la jornada. Facebook puso en circulación aproximadamente una quinta parte de su capital, lo que permitió Zuckerberg conservar su participación del 18,4%.
A pesar del fantástico arranque de esta operación, la cotización revirtió su sentido y comenzó a hundirse en una tendencia que se consolidó durante meses. Las causas de este desplome son variadas: desde fallos del Nasdaq, que se vio obligado a utilizar durante media hora un sistema secundario, hasta opacidad de los directivos de Facebook, pasando por una mala gestión de los bancos colaboradores. No hay que desestimar tampoco las dudas de los inversores sobre la capacidad de la compañía para monetizar la información procedente de sus usuarios, sobre todo a través de dispositivos móviles.
Superado este primer escollo, Facebook ha basado buena parte de su crecimiento en la adquisición de otras empresas que operaban en áreas afines o complementarias a la suya. Sus compras más destacadas han sido, sin duda, la de Instagram en abril de 2012 y la de WhatsApp en octubre de 2014.
Jan Koum y Kevin Systrom, fundadores de WhatsApp e Instagram, respectivamente. Fuente: http://www.thejomblo.com y http://www.adweek.com
La incorporación de Instagram en Facebook le costó a la compañía 1.000 millones de dólares en efectivo y acciones. Zuckerberg mantuvo su compromiso de conservar la marca y calificó esta decisión como una oportunidad para “aprender de la experiencia de Instagram” e “incluir características similares en otros de nuestros productos”. Aclaró también que era la primera ocasión en que Facebook compraba una empresa con tantos usuarios y que no se planteaba hacerlo muchas veces más.
Dos años y medio después, Zuckerberg contradijo sus intenciones y anunció públicamente la adquisición de WhatsApp, el servicio de mensajería móvil más popular del mundo, con 600 millones de usuarios en aquel momento. La operación, analizada con lupa por las instituciones antimonopolio de Estados Unidos y Europa, costó a Facebook 21.800 millones de dólares, la mitad de ellos abonados con acciones de la propia compañía.
El presente y el futuro de Facebook
En los últimos años, Facebook se ha puesto manos a la obra para tranquilizar a sus accionistas. Una de sus principales decisiones ha sido dar prioridad a la búsqueda de ingresos publicitarios a través de dispositivos móviles, aunque todavía tiene un largo camino que recorrer en este sentido. El futuro de la compañía dependerá en buena medida de su habilidad para incrementar los rendimientos de su todavía vulnerable modelo de negocio y para capear sus principales debilidades: resolver sus conflictos con las políticas de privacidad y reaccionar ante un previsible declive de su número de usuarios.
En julio de 2015 Zuckerberg avanzó cuáles iban a ser las áreas de expansión de Facebook a medio y largo plazo. Entre ellas destacó la construcción de un sistema de inteligencia artificial que podrá detectar cualquier imagen o vídeo de personas, objetos, animales o localizaciones. En este mismo ámbito también aludió a una tecnología basada en el lenguaje, capaz de traducir la voz a texto o de hacerlo de un texto a otro en diferentes lenguas.
La realidad virtual es también una de las prioridades de la empresa para los próximos años, al igual que “Internet.org”, una plataforma ya existente que busca expandir en todo el mundo el acceso a Internet mediante el uso de drones y satélites. Veremos si estas previsiones cubren las expectativas de los inversores de la compañía y aplacan las dudas sobre la evolución del negocio.
Reflexiones finales
Tras el nacimiento de su hija, en diciembre de 2015, Mark Zuckerberg y su esposa anunciaron la donación de cerca de 45.000 millones de dólares, el 99% de sus acciones en Facebook, a la iniciativa Chan Zuckerberg. Más allá de las fundaciones filantrópicas tradicionales, esta sociedad anónima pretende “curar enfermedades, diseñar planes de aprendizaje personalizados y conectar a personas”. Se trata de una novedosa fusión entre fines sociales y empresariales, dentro de un modelo más flexible que permitirá a la millonaria pareja destinar fondos a organizaciones sin ánimo de lucro, grupos de presión y campañas benéficas. ¿Cábala fiscal o compromiso ético y social al más alto nivel?
Quizás la respuesta correcta a esta pregunta sea un punto intermedio entre ambos extremos: un poco de cada cosa. Un emprendedor tan innovador e inquieto como Zuckerberg no podía conformarse con una sucesión de donaciones filantrópicas al estilo tradicional, sino que también ha querido dejar su sello personal en este terreno.
La red de redes ha permitido echar por tierra barreras físicas y mentales y ha abierto un campo inmenso de trabajo a quienes han sabido aprovechar su potencial. Exponente de una nueva generación de empresarios “exprés”, por su juventud y la increíble rapidez con la que han creado sus imperios, Zuckerberg tendrá que pelear duro en los próximos años por consolidar los cimientos de su gigante y diversificar su modelo de negocio. Estaremos atentos para ver cómo se desarrollan los acontecimientos.
El presente y el futuro de Facebook
En los últimos años, Facebook se ha puesto manos a la obra para tranquilizar a sus accionistas. Una de sus principales decisiones ha sido dar prioridad a la búsqueda de ingresos publicitarios a través de dispositivos móviles, aunque todavía tiene un largo camino que recorrer en este sentido. El futuro de la compañía dependerá en buena medida de su habilidad para incrementar los rendimientos de su todavía vulnerable modelo de negocio y para capear sus principales debilidades: resolver sus conflictos con las políticas de privacidad y reaccionar ante un previsible declive de su número de usuarios.
En julio de 2015 Zuckerberg avanzó cuáles iban a ser las áreas de expansión de Facebook a medio y largo plazo. Entre ellas destacó la construcción de un sistema de inteligencia artificial que podrá detectar cualquier imagen o vídeo de personas, objetos, animales o localizaciones. En este mismo ámbito también aludió a una tecnología basada en el lenguaje, capaz de traducir la voz a texto o de hacerlo de un texto a otro en diferentes lenguas.
La realidad virtual es también una de las prioridades de la empresa para los próximos años, al igual que “Internet.org”, una plataforma ya existente que busca expandir en todo el mundo el acceso a Internet mediante el uso de drones y satélites. Veremos si estas previsiones cubren las expectativas de los inversores de la compañía y aplacan las dudas sobre la evolución del negocio.
Reflexiones finales
Tras el nacimiento de su hija, en diciembre de 2015, Mark Zuckerberg y su esposa anunciaron la donación de cerca de 45.000 millones de dólares, el 99% de sus acciones en Facebook, a la iniciativa Chan Zuckerberg. Más allá de las fundaciones filantrópicas tradicionales, esta sociedad anónima pretende “curar enfermedades, diseñar planes de aprendizaje personalizados y conectar a personas”. Se trata de una novedosa fusión entre fines sociales y empresariales, dentro de un modelo más flexible que permitirá a la millonaria pareja destinar fondos a organizaciones sin ánimo de lucro, grupos de presión y campañas benéficas. ¿Cábala fiscal o compromiso ético y social al más alto nivel?
Quizás la respuesta correcta a esta pregunta sea un punto intermedio entre ambos extremos: un poco de cada cosa. Un emprendedor tan innovador e inquieto como Zuckerberg no podía conformarse con una sucesión de donaciones filantrópicas al estilo tradicional, sino que también ha querido dejar su sello personal en este terreno.
La red de redes ha permitido echar por tierra barreras físicas y mentales y ha abierto un campo inmenso de trabajo a quienes han sabido aprovechar su potencial. Exponente de una nueva generación de empresarios “exprés”, por su juventud y la increíble rapidez con la que han creado sus imperios, Zuckerberg tendrá que pelear duro en los próximos años por consolidar los cimientos de su gigante y diversificar su modelo de negocio. Estaremos atentos para ver cómo se desarrollan los acontecimientos.
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